NO ES INSULTO AL VALLENATO es una REFLEXION SOBRE LOS EXCESOS QUE HOY LO TIENEN EN CRISIS.
– “En cofre de plata”, best seller de la música sabanera, el libro más vendido en la sabana, pero poco conocido en el valle, prende la polémica, nueve años después.
– Solo una profunda reflexión sobre la carrera desbordada por copar la geografía nacional, desconociendo otras regiones, puede salvar al vallenato de su crisis actual.
Por: Alfonso Hamburger – Presidente del Comité de Proyectos y Emprendimientos del PES vallenato
Mí estimado Abel: “En cofre de plata. Música corralera. De la plaza de Majagual a la Modernidad”, no es mi mejor libro, y para mí representa aquellas canciones que un compositor quisiera recoger, pero que ya están en el camino. Mi próximo libro, “El ángel del acordeón”, será como un porro de 300 páginas. En cambio, éste que comentas parcialmente, tomando como verdades frases sueltas dentro del contexto, con las que pudieras confundir al lector, es como “Vallenatologia”, que ya hizo el daño, y no se puede recoger, pero si enderezar un poco. Jamás promocioné este libro y sus dos ediciones, con un tiraje de 4 mil ejemplares han sido caseras, “con mi propia tula” y de amigos que quisieron propagar esa queja. Gran parte de las crónicas allí registradas – que son su gran acierto – hacen parte de aquellas cuartillas que no pasaron el lápiz rojo del editor de EL Heraldo, donde trabajaba entonces, quizás porque a los corresponsales de provincia nos “pordebajeaban”. Allí, en esa casa editorial, que quise bastante y a la que dediqué más de diez años, existían musicólogos y cronistas muy buenos, quienes tenían la verdad revelada en sus manos y de pronto no admitían que un periodista de provincia les ganara ciertos espacios. La mayoría – como el mismo Telecaribe – siempre hablaron lenguaje vallenato. Incluso, un periodista sabanero, como el gran Rafael Sarmiento Coley, sentenció en un informe después de un foro sobre el PES vallenato que todo lo que se toca en acordeón “es vallenato y punto”. En esa oportunidad, pidiendo rectificación, le contestó el maestro Adolfo Pacheco y estuvieron dándole vueltas al asunto, querían que suavizara el discurso. Ernesto Macausland, director de ese medio, llamó a Numas Armando Gil para que interviniera, pero el filósofo sentenció que se publicara todo textual. Sigue leyendo →